Quiero despedirme sin decir adiós
entre octavas calladas
entre crucificados y hábitos
entre verdades y blasfemias
entre niños dormidos
por hambre o por descuido.
Quiero despedir
la metáfora de tu voz
una sonrisa que vuela hacia Júpiter
tumba de los mártires
descanso de la nada
una antitesis
que une vértices de pensamientos
deseos y de mi interior.
Quiero despedirme
apuñalando las venas del tiempo
suicidar nostalgias y recuerdos
torturar la mierda que divide
hombres
creencias
clases
noches
virtudes y penas
Quiero borrar la ceniza
de la seis de la tarde
de hoy
ayer
ante ayer
y mañana
ver lo que ven
sentir el sentir
pensar el pensar.
Quiero despedirme sin decir adiós
Entre octavas calladas…
Carlos Antonio Méndez.
miércoles, 25 de noviembre de 2009
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